¿Eres un expatriado español en tierra extraña y has dejado tu país para estudiar o trabajar en el extranjero? ¿Te preguntas por qué es tan difícil integrarse con profundidad en una nueva sociedad? ¿Quieres saber la razón de comportamientos "extraños" de la cultura en la que vives? A través de la descripción cultural, este blog pretende evaporar los malentendidos culturales, mejorar el aprovechamiento de la experiencia en el extranjero y facilitar la integración en una nueva cultura.

¿Tocar o no tocar?

“Vas paseado por la calle y ves que un niño se resbala y se cae al suelo. Como estás a su lado, lo levantas y le dices que no llore, que no pasa nada. Al alzar la vista, su madre te lanza una mirada asesina, coge al niño y lo aparta de ti”.

Tocar, no tocar o cuánto y cómo lo puedes hacer depende de la cultura. Por ejemplo, dar dos besos a alguien que acabas de conocer es educado en España, mientras que en Irlanda se percibe como invasión o exceso de familiaridad. Abrazar a una persona del sexo opuesto, aunque tengáis una relación cercana, tampoco está muy bien visto y puede causar malentendidos que querrías haber evitado.

Aunque sólo hayas querido ser amable, tocar levemente el brazo de un irlandés mientras habla es una grosería

Las razones de este comportamiento no están claras. Sin embargo, hay estudios (como el de Dr Ken Cooper, en 1979) que indican que contra más “frío” sea el clima del país, más “fríos” (a nuestro parecer) y menos “exuberantes” (al suyo) parecen sus habitantes. En esta investigación, por ejemplo, se observó que en Puerto Rico las personas se tocaban una media de 180 veces por hora, en Paris de 110 y en Londres de 0.

Los irlandeses no son “fríos” o “cerrados” o “poco cariñosos”. Simplemente, ellos se relacionan de otra manera: para ellos, nosotros somos “desagradablemente abiertos” y “excesivamente cariñosos”

Problemas

Aunque parezca una pequeñez, tocar o no tocar puede tener malas consecuencias. Los españoles utilizamos el tacto para transmitir mensajes a los demás: “te escucho”, “¿estás bien?” o “déjame hablar, por favor”. Sin embargo, si tu interlocutor irlandés no comprende lo que le estás queriendo decir, tú mensaje se queda a medias.

La desconcertante amabilidad irlandesa

Cuando entras en contacto directo con los irlandeses por primera vez, te das cuenta con alegría de que son muy amables. Se disculpan con muchos “sorrysi se chocan contigo en la calle, nunca alzan la voz cuando están enfadados y no te interrumpen cuando hablas.

Sin embargo, a medida que pasas más tiempo con ellos, sientes que esa amabilidad se está transformando en hipocresía. Te sorprende que se disculpen con miles de perdones hasta cuando tú eres quien les pisa o que, aunque no hayan dado su opinión sobre un asunto, te miran con rencor cuando tú das la tuya (y la consideran radical). Al cabo de un tiempo acabas creyendo que son unos falsos.

Los irlandeses nos parecen más amables que nosotros; pero no lo son. Lo que sucede es que las maneras de expresar amabilidad en los dos países son completamente distintas

Para los españoles, cuando no estamos de acuerdo con alguien, no está bien visto mantener un clima de demasiada cordialidad (digo demasiada porque, para nosotros, la cordialidad que mantienen los irlandeses está fuera de lugar, mientras que para ellos es la normal). De hecho, enfrentarse al otro directamente cuando hay alguna desavenencia está aceptado e, incluso, fomentado. Tocarse también está bien visto, así como utilizar lenguaje corporal (mover las manos y el cuerpo) y vocal (tono de voz) para expresar mensajes.

¿Por qué nos cuesta tanto hacer amigos irlandeses?

Después de haberme establecido en Irlanda, solucionado problemas y desproblemas con la compañía eléctrica, la conexión a Internet y mi casero,  la siguiente cosa que me decidí a hacer fue encontrar amigos. Cuando vienes de pasar toda tu vida en el mismo lugar y, aún cambiado de colegio o trabajo, siempre has tenido amigos, hacer nuevos no te parece un gran problema. A priori. “¿Por qué no debería conseguirlos aquí también?”

Hacerte un buen círculo de amistades irlandesas en Irlanda (o de nativos en cualquier país) suele ser una tarea costosa y bastante desesperante. Hay mucha gente que lo deja y se acaba juntando con expatriados de otra nacionalidad o, incluso, con gente de su mismo origen. No estoy infiriendo que esto sea malo, sino que si tienes la idea de tener amigos irlandeses y no lo consigues es porque hay algo que no funciona.

Las 5 razones principales por las que no consigues o has conseguido un amigo irlandés son las siguientes:

  1. Los irlandeses saben que los inmigrantes van a acabar yéndose del país al cabo de un tiempo. El esfuerzo que deben hacer para crear un vínculo con alguien no les vale la pena si esta persona desaparece al cabo de uno o dos años.

  1. Ellos ya tienen su círculo de amigos y, normalmente, no necesitan más. Tú sí que necesitas amigos, pero ellos no, así que no te van a estar buscando desesperadamente. Acéptalo.

¿Cómo ligan ellos?

Si las mujeres intentan atraer tanto, ¿no sería lógico que ellos lo hicieran también? Al contrario, las sociedades en las que los sexos no se relacionan, los comportamientos se polarizan más. Es decir, las mujeres se dedican a hacer cosas tradicionalmente de mujeres (mátenme feministas), como arreglarse a más no poder, pasar horas hablando y comunicar sus necesidades con indirectas. Mientras que los hombres valorar una competitividad extrema, aborrecen  ser vistos como débiles y se muestran incapaces de captar segundos sentidos.

Lo peor que le puede pasar a un irlandés con interés, por leve que sea, en una chica, es que ésta lo rechace. Antes de dar cualquier paso esperará a que ella, mágicamente, se enamore perdidamente de él.

El temor a ser vistos como débiles o poco atractivos les hace hacer cosas como éstas:

  1. Pedirle el número de teléfono a todos los miembros de tu grupo de amigos delante de ti y, casualmente, preguntarte el tuyo también.

  1. Invitarte a comer. Si rechazas, responderte que solo pretendía pagarte un bocadillo de 2€ del supermercado y también hablar cinco minutos de la excusa que ha usado para invitarte a comer. Eh, él tiene la agenda muy apretada.

  1. Pedirle el número de teléfono a tu novio. Y llamarle, enviarle mensajes o quedar con él para ver el fútbol.

  1. Preguntarte el nombre y apellidos de todos tus amigos (y el tuyo el último y por casualidad). La excusa es que quiere tenerlos como amigos en alguna red social. Pero después ves que sólo te ha agregado a ti.

  1. Hacer juegos de palabras que puedan ser interpretados como avances amorosos. Si le preguntas qué quiere decir con eso, te contestará que lo has malinterpretado.

¿Por qué las irlandesas te provocan y después no te hacen ni caso?

Una de las primeras cosas que impacta al salir de noche en Irlanda es el aspecto de las mujeres: vestidos escotados, mini minifaldas, tacones altísimos, algún que otro complemento infantil (como unas orejas postizas de gatita) y maquillaje o bronceado artificial que cubre casi todo el cuerpo. Además, se relacionan entre ellas usando un lenguaje bastante inocente y picarón que te embelesa.

Las irlandesas son expertas en el arte de seducir a los hombres por los ojos, no por el estómago, como nuestras abuelas.

A primera vista parece que las irlandesas sepan cómo atraer al sexo opuesto. El boom económico de los años 90 hizo disparar el gasto en belleza y, ahora, quien no ha ido a la peluquería antes de salir de fiesta no va a capturar una sola mirada. La competencia por la atención de los hombres parece mucho más feroz que en España.

El problema

Cuando el género masculino español ve tal despliegue de feminidad, piensa “¡me ha tocado la lotería! Sin embargo, aunque estas chicas parece que griten por todo lo alto: “¡acércate a mí!” cuando lo haces, descubres atónito que te rechazan a la primera. Muchos españoles creen que los ignoran por discriminación o simplemente porque son unas vanidosas y estrechas que no saben lo que quieren y se dedican a jugar con los hombres.

¿Por qué?

Para encontrar el motivo hay que hurgar en la infancia de las irlandesas. La mayoría de colegios en este país son unisex. Así, durante la niñez, no se relacionan con el sexo opuesto ni aprenden de él. Llegan a la etapa adulta sin saber en qué se diferencia éste de ellas y qué deben hacer para atraerlo.  Las irlandesas copian lo que ven en la televisión y en los anuncios, y se visten tan sexys como sus cantantes favoritas y se ponen tanto maquillaje como las famosillas de moda.

Las españolas estamos habituadas a convivir con el sexo masculino y sabemos que tal despliegue de sexualidad solo nos va a conseguir un lío de una noche y no una relación larga o un chico que valga la pena. Así, nos vestimos lo suficientemente llamativas como para interesarles, pero nunca tanto para que nos tomen por unas desesperadas.

¿Cómo parecen los españoles?

Más útil que saber qué pensamos de los irlandeses es descubrir qué piensan ellos de nosotros. Si sabes qué actitudes odian de los españoles, podrás evitarlas al máximo posible. Y si sabes qué les gusta, podrás utilizarlas sin miedo y ganar más aceptación por ello.

Por ejemplo, si te gusta mover las manos cuando hablas de política, te verán agresivo, así que es bueno que intentes moderar esa actitud. Sin embargo, si expresas con alegría cuánto te gusta vivir en Irlanda, ellos se sentirán honrados, pues para una sociedad en la que las emociones no se expresan mucho, si alguien lo hace es que el sentimiento es muy sincero.


A continuación te presento una lista de adjetivos que algunos de mis amigos irlandeses han decido compartir en este blog. Habrá cosas que no te van a gustar o que, incluso, no vas a creer que sean negativas. Recuerda que en Irlanda las cosas se ven de otro modo. Céntrate en aprender las diferencias, sácales el mayor provecho y no te sientas ofendido. No son en contra tuyo ni en contra de nuestro país, son solo observaciones que te pueden ayudar a evitar problemas.


Características positivas

Abiertos
Amistosos (es fácil tener una amistad con ellos)
Apasionados
Despreocupados
Poco exigentes
Simpáticos

Características negativas

Agresivos (en situaciones de disconformidad)
Directos
Groseros
Informales (en situaciones en las que deberían ser formales)
Interrumpen al hablar
Maleducados
Ruidosos
Tocan mucho a los demás

Y ellos, ¿cómo creen que son?

Las diferencias entre lo que pensamos de los irlandeses y cómo se ven a sí mismos son enormes. Esto sucede porque nosotros nos comparamos con ellos y decidimos si son tan amistosos como nosotros y en qué situaciones. Sin embargo, para juzgarse, ellos simplemente se basan en lo que su país, colegio y familia les ha dicho que está bien o está mal.

Ver la otra cara te la moneda te va a dar las herramientas para que entiendas con profundidad de dónde viene que, por ejemplo, los irlandeses parezcan tan hipócritas o que no se abran mucho cuando hacen un amigo. De nuevo te muestro dos listas: la primera define 
qué creen ellos que tienen de bueno y, la segunda, qué admiten que 
no hacen bien.

Qué consideran bueno

Agresivos-pasivos (no se enfrentan cuando algo va mal)
Amistosos
Cómicos
Auto-controlados (evitan la confrontación)
Graciosos
Harmónicos
Humildes
Irónicos
Modestos
Reservados
Retraídos
Sarcásticos
Se menosprecian (desvalorizan lo que consiguen)

Qué creen malo

Cargan con el peso del catolicismo
Contradictorios (conservadores y sexuales a la vez)
Desorientados
Desapegados
Distantes
Dobles
Frustrados (creen que no pueden tener éxito)
Hipócritas
Inconscientes (juegan con los sentimientos de los demás)
Liantes
Quejicas (pero nunca de forma directa)
Sensibles
Susceptibles
Tímidos
Conclusiones

Seguro que algunos adjetivos “positivos” te han parecido horribles. En España consideramos menospreciarse como algo negativo y a nadie le gusta tener como amigo a una persona retraída y que no se enfrentan directamente y con ahínco a los problemas cuando algo va mal. El hecho de que ellos consideren bueno algo que nosotros rechazamos muestra que:

Las culturas se sustentan en ideas básicas tan arraigadas que algo que a una le puede parece horrible es aceptable e, incluso, deseable para otra.

Los adjetivos que los irlandeses usan para describirse muestran los tres pilares básicos en los que se ha construido su identidad:

1. "Los verdaderos amigos te apuñalan de frente", Oscar Wilde, escritor

A los irlandeses les gustan las relaciones de poca profundidad porque se sienten protegidos, les permiten sacar lo mejor de sí mismos sin miedo a que los juzguen y pueden mostrarse graciosos e irónicos para ganarse el aprecio de los demás enseguida. Sin embargo, evitan que la amistad profundice fácilmente, pues temen que cualquiera pueda utilizar lo que sabe de ellos para hacerles daño, como indica Wilde.

Así, aunque pudieran parecer amistosos al principio, si no les das tiempo suficiente para que empiecen a confiar en ti, se vuelven tímidos, distantes y retraídos, y se despegan sin darte más oportunidades. Esto les hace parecer unos completos hipócritas. También es posible que sientas que han estado jugando contigo, que tienen dos caras y que son unos inconscientes a los que no les importan los sentimientos de los demás.

2. “La modestia consiste a menudo en no decir lo que se piensa de uno mismo”, anónimo

La sociedad irlandesa valora más pasar desapercibido que nosotros y crear una sociedad en la que las cosas se hacen más por el bien común que por el propio.  Así, se muestran humildes y modestos, rechazan hablar de los logros propios y desvalorizan lo que consiguen. Esto hace que siempre intenten auto-controlar sus emociones o no imponer su opinión: hacerlo sería considerado vanidoso y agresivo.

3. “Al ser irlandés, tengo un sentido pertinaz de la tragedia, que me sustenta durante los breves períodos de alegría", W B Yeats, poeta

Los irlandeses han pasado por periodos muy oscuros durante gran parte de su historia. Han sido gobernados por países que se aprovechaban de ellos y les evitaban poder mejorar sus vidas. También, han sufrido las inclemencias del clima y grandes plagas.  

Esta comunión de infortunios les ha dejado dos trazos culturales muy importantes. Por un lado, la queja como parte indisociable de cualquier conversación, un gran sarcasmo e ironía en su manera de hablar (para sobrellevar mejor las penas) y una gran desorientación en la vida que explica su fe católica. Por el otro, un gran amor a la harmonía social y muchas ganas de evitar enfrentamientos verbales directos que les pudieran causar más problemas de los que ya tenían. 

Los irlandeses al descubierto: ¿qué pensamos de ellos?

Los españoles que han convivido con irlandeses coinciden, en su mayoría, en que hay unos patrones muy claros que los definen. A continuación te presento una lista recopilatoria de las características que odiamos y nos encantan de ellos.

Verás que las he agrupado en dos columnas independientes. Lo he hecho así para que sepas qué cosas buenas puedes esperar de ellos, pero, también, para que puedas mentalizarte de qué te vas a encontrar que te va a hacer sentir incómodo.

Qué adoramos

Abiertos (en relaciones de 
    poca profundidad)
Acogedores
Cómicos
Confiados (en la bondad de la gente)
Graciosos
Instruidos
Humildes
Honestos
Justos
Modestos
Pacíficos
Respetuosos
Sencillos
Sosegados
Tranquilos

Qué no nos gusta

Cerebrales (poco emocionales)
Conservadores (poco tolerantes a nuevas ideas)
Controlados (evitan la confrontación)
Desconfiados (en compartir información privada)
Hipócritas
Ilusos
Nacionalistas (en extremo)
Necios
Orgullosos (de su cultura)
Reservados
Sufridores pasivos (no reaccionan cuando algo va mal)
Superficiales (resulta difícil profundizar en una relación con ellos)


Cómo juzgamos a los irlandeses

“Un irlandés se está tomando una cerveza cuando le cae dentro del vaso una mosca. El tío la saca, se la pone encima de un dedo y le da golpecitos con un dedo de la otra mano, diciendo "¡escupe lo que has bebido, gorrona, escúpelo!”

Las tres primeras ideas que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en irlandeses están relacionadas con la propaganda que hemos recibido del día de San Patricio: borrachos, amistosos y católicos. Todo el mundo está familiarizado con el 17 de marzo en el que estos tres pilares se manifiestan para formar una explosión fiestera y verduzca.

Sin embargo, así es como ellos se ven, no como los españoles los consideramos. Y, si te quedas en esos tres adjetivos, no vas a entender muchas de sus reacciones. Por ejemplo, pensar que son muy amistosos te haría creer que puedes hablar con ellos de temas íntimos a la primera de cambio, cosa que no está aceptada. Te haría invitarlos a beber a tu casa y preparar cubatas sin ton ni son, cuando ellos beben mayoritariamente cerveza. O temerías decir el nombre de Dios en vano por miedo a que no te volvieran a hablar. 

Los irlandeses se consideran a sí mismos de manera muy diferente a cómo les vemos nosotros. Por ejemplo, ellos creen que son unos quejicas sin remedio, mientras que a nosotros nos parece que jamás se enojan de verdad pues nunca alzan la voz ni se enfurecen

Si conoces en profundidad qué piensan ellos de sí mismos, podrás predecir sus reacciones y no te quedarás con cara de plato cuando veas que no aguantan más de un cubata. También, al descubrir lo que opinan españoles que conviven con ellos te ahorrarás muchos malentendidos cuando veas que se ríen de los curas más que nosotros y disminuirás el tiempo de tu adaptación al país.

En las dos siguientes entradas te hablaré de los adjetivos que usan los españoles para describir a los irlandeses y los que ellos mismos utilizan para describirse. Verás que hay diferencias enormes y patrones que te parecerán ilógicos, como la relación entre una provocación extrema en los atuendos femeninos y una prudencia exagerada cuando te acercas a una mujer. Así, te mostraré que todos esos trazos incoherentes tienen un porqué y corresponden a unas ideas morales básicas muy antiguas arraigadas en lo más profundo de la sociedad.   

Conoce a los irlandeses

Irlanda es uno de los primeros destinos en los que pensamos cuando decidimos irnos a vivir al extranjero. Muchos españoles lo elegimos porque lo consideramos cercano, parecido, simpático e interesante. Además, se habla inglés, los sueldos son altos y muchas compañías aéreas de bajo coste lo enlazan con España, ¡parece perfecto!

Irlanda es uno de los destinos predilectos para aquellos que se deciden a pasar una temporada fuera de casa, pero no desean una cultura que les ponga demasiados problemas

A pesar de lo que pueda parece a primera vista, los irlandeses no son como los españoles. Pero sí es verdad que hay muchos parecidos; por ejemplo, las dos naciones tenemos fama de simpáticos, amantes de la conversación y de la fiesta. Sin embargo, suponer que por eso ya somos primos hermanos nos ha estado trayendo más de una decepción desde que se abrieron las fronteras en Europa.

Aunque tengamos trazos similares, es muy importante saber que hay muchas cosas que nos separan. Por ejemplo, ellos han pasado la mayoría de su tiempo gobernados por otros, mientras que nosotros luchábamos por el poder en Europa. También, a nosotros nos parece que apenas salen de debajo de un paraguas, mientras que a ellos que a España la baña el sol eternamente. Estas enormes diferencias histórico-climáticas ¡nos hacen a menudo totalmente incompatibles!

Suelo ver compatriotas que emigran a Irlanda porque creen que va a ser pan comido. Craso error. Abandonan el país al cabo de un año con la mente igual de cerrada que llegaron, con un peor inglés y con una enorme sensación de haber perdido el tiempo. Creer que el país es tan similar les ha hecho pensar que todo sería como en España. Así, han malinterpretado las vestimentas de las chicas y el hecho de que nadie alce la voz cuando se enfada; ¡hay algunos que hasta se desesperan porque no encuentran jamón serrano en el súper!

Los siguientes artículos te presentarán el porqué de las diferencias más grandes entre los irlandeses y los españoles. Para ello, siempre me basaré en historias reales y verídicas que he vivido o me han contado. Utilizaré tanto a irlandeses como a españoles para que puedas saber cómo se ven ciertas cosas “desde el otro lado”. Y trataré de mezclar todo con un poco de humor, una gran dosis de sentido común y un lenguaje claro y ameno.

Es importante que sepas que voy a utilizar generalizaciones, pero sólo para explicarte por qué pensamos determinadas cosas de los irlandeses y enseñarte la verdad detrás de ciertos estereotipos. Así, cuando veas una palabra en cursiva, como “parece”, sabe que estoy indicando cómo ven los españoles a los irlandeses, no la realidad. Por ejemplo: “a los españoles les parece que todos los irlandeses tienen los ojos azules”. No es que el 100% los tengan, solo que para nosotros hay tantos en comparación con España que creemos que todos los tienen.

9 consejos para abrir la mente


Seguro que alguna vez te ha pasado: llevas mucho tiempo en el mismo sitio, haciendo las mismas cosas y ves que necesitas un cambio. Decides romper con la monotonía e irte a un lugar súper exótico de vacaciones para relajarte. Sin embargo, si el sitio es muy diferente al tuyo (como una selva llena de vegetación y animalejos) es posible que te pases los primeros días tenso porque todo es tan diferente que tu cerebro no puede procesar la nueva información y te abruma.

Lo mismo pasa cuando empiezas a residir en otro país. Tu mente se colapsa cada vez que encuentras algo que no funciona cómo tú lo esperabas. Por ejemplo, en Irlanda el ámbar del semáforo dura casi medio minuto más que en España. Lo más seguro es que los primeros meses tu cerebro se niegue a aceptar que existe tal diferencia y te ponga a correr como loco cuando ve que el verde empieza a parpadear. Y entonces todo el mundo te mira y te sientes como un idiota.

El propósito de esta entrada es darte trucos que te ayuden a entender, con el mínimo esfuerzo de tu parte, qué cosas es posible que sean diversas. Así, a diferencia de lo que me pasó a mí, seguro que, si la lluvia ha mojado el suelo, no te resbalarás justo en medio del paso de peatones después de haber echado la carrera de tu vida:

1.     Aprende de las generalizaciones sobre otras culturas, pero no crees estereotipos. Úsalas para comprender mejor.

2.     No asumas que la tuya es la única manera válida de comunicarse. Cuestiónate por qué crees que hay una  manera correcta de hacerlo.

3.     Intenta encontrar un modo de facilitar la comunicación, en vez de buscar un culpable.

4.     Intenta ponerte en el lugar del otro.

5.     Aprende de las diferentes maneras de ver una misma situación.

6.     No juzgues, intenta observar las cosas desde fuera.

7.     Reconoce que hay culturas que han sido maltratas y ofendidas, de esta manera favorecerás la confianza y la solidaridad.

8.     Acepta que hay desequilibrios injustos de poder en el mundo.

9.     Recuerda que todos somos diferentes y únicos: es posible que haya individuos que no sigan los patrones habituales de su cultura.

 
Fuente: La importancia de la comunicación entre culturas (en inglés)
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Nuestras diferencias principales: los 6 patrones culturales

Antes de meterte en camisas de once varas,  es importante saber las diferencias básicas que existen en todas las culturas del mundo. Es posible que algunas las conozcas y que hayas pensado en ellas. Pero otras te sorprenderán mucho; a veces algo que consideramos obvio es una gran fuente conflicto.

A continuación, te presento un mini resumen del texto original de DuPraw y Axner (1997). He intentado minimizar al máximo los aspectos técnicos y convertirlo en lenguaje común para que sea fácil de entender y le puedas ver la aplicación práctica en seguida.

1. Estilos de comunicación: es decir, ¿cómo crees que es correcto comunicarte? Algunas culturas usan mucho la gesticulación, mientras que otras se mantienen completamente quietas al hablar. Hay pueblos que fomentan hablar con un tono alto, mientras que otros lo ven como una falta de respeto. También, según el sitio, el significado de algunas palabras o expresiones cambia: “mañana” puede querer decir “el día después de hoy” o “un momento indeterminado del futuro”. El “sí, te lo envío mañana” os ha causado más de un dolor de cabeza, ¿verdad?

2. Actitudes hacia el conflicto: en nuestra cultura el enfrentamiento directo se ve bien y no hacerlo se considera una actitud falsa y cobarde. Sin embargo, en los países asiáticos una pelea indica que no sabes dominar sus emociones y te estás comportando como un niño. Así que, si alguna vez te enfadas con un chino y ves que te sonríe, mueve la cabeza pero no se alza la voz, no es que no te entienda: está intentado solucionar el problema de una manera adulta.

3. Realización de tareas: muchos de los países del norte de Europa se quejan de que nuestras reuniones duran horas y horas y obligan a una prelista de “¿qué tal su familia?” y “¿cómo está de salud?” interminable. El problema es que hay culturas que valoran las relaciones sociales antes de completar un trabajo, mientras que otras opinan que es una pérdida de tiempo y resulta ineficaz. Por tanto, si no te preguntan por tus hijos cada vez que te ven, no es que no les caigas bien, solo están intentado ser efectivos. 

4. Tomar decisiones: ¿quién las hace? En los países latinos y del sur de Europa se las considera “de responsabilidad”, así que sólo el jefe las puede tomar. Sin embargo, en otros lugares, como en EE.UU., las toma un subordinado, mientras que en Japón ¡se prefiere hacerlo por consenso! ¿Alguien se preguntaba por qué los japoneses trabajan tantas horas?

5. Las confidencias: “oye, ¿cuánto dinero ganas al mes?” me preguntó un chico indio una vez. Hacer revelaciones de calibre personal está aceptado por algunas culturas, mientras que en otras estos temas son tabú. Por ejemplo, en Irlanda, las mujeres consideran soez hablar de la regla, la depilación o el síndrome premenstrual.  

6. El conocimiento: ¿cómo se aprende? En África se prefieren las imágenes y los sonidos, en Asia se centran en lo que va a ayudar a mejorar las cosas de forma general, pero Europa nos basamos más en la reflexión: analizamos un problema ya existente y buscamos sus posibles soluciones.

¿Toleras o comprendes? El Sherlock Holmes inmigrante

El mundo ansía que llegue el día en que todos nos toleremos y lleguemos a convivir de forma feliz y contenta, y comamos perdices, chimpón. Sin embargo, yo te reto a algo más, quiero que  comprendas. Para poder aprender con profundidad todo lo que te depara tu nuevo país, te voy a pedir que te conviertas en el más hábil observador, que  te pongas en la piel del otro, que indagues el porqué de sus rarezas; en fin, que te conviertas en un mini Holmes que todo lo analiza y todo lo sabe.

¿Para qué te va a servir? La mayoría de inmigrantes lo que hacen es comparar lo que es diferente con lo que ellos ya saben. Por ejemplo, cuando ves que los irlandeses repiten continuamente “please” al final de una frase, piensas “oh, mira qué educados que son”, porque en España decir “por favor” es sinónimo de educado. O cuando ves cosas como las de la derecha (las he visto), opinas con tus amigos “pero mira que quemadas que van, ¡qué cosa más cutre!”.

Comparar es una absoluta y total fuente de fracaso, porque decir mucho “please” y llevar tutús no tiene el mismo significado en Irlanda que en España. Por ejemplo, en inglés no hay mucha variación en la entonación de una frase ni mucho contacto físico y, por tanto, necesitan usar palabras para denotar sentimientos. Así, a veces sí que el “please” equivale a un “por favor”, pero en la mayoría de ocasiones es un movimiento de cabeza español, una sonrisa, un pasar la mano por la espalda, etc.

Lo mismo sucede con los vestidos. En Irlanda la relación entre sexos es menor: no van a la escuela juntos, no tienen muchos amigos del sexo opuesto y no conocen sus diferencias con tanta profundidad como en España. Por tanto, las chicas tienen que intentar llamar la atención lo más pronto posible y así no perder su oportunidad. En cambio si te vistieras así en España, bueno, no digo por quién te tomarían los hombres…

El único límite para nuestra comprensión del mañana serán nuestras dudas del presente (Franklin Delano Roosevelt)

Por qué es tan difícil entendernos

Tenemos razón, tú no.
Por tanto, somos mejores que tú

"No cambiaría mi cultura por otra"
 “Creo que somos un continente, ¿verdad? Con muchas mas riquezas que Estados Unidos y España juntos, ¿no? Creo que somos más que ellos, ¿no? Que somos ricos en todo, ¿no?”
 “La única solución posible, inteligente y razonable: ¡¡español para todos!!”
"Our culture is better than the retarded islamic culture"

¿Alguna frase que duela? Las muestras de discriminación cultural aumentan contra más protegidos y anónimos nos sintamos: están en la boca de pocos, en las acciones de bastantes, en las páginas web de muchos y en los pensamientos 
de casi todos.  Pero, ¿por qué es tan difícil 
entendernos y vivir tranquilamente?

Si lees detenidamente las frases, te darás cuenta de que esto sucede por dos motivos principales: tenemos miedo a perder nuestra identidad (“La única solución posible, inteligente y razonable: ¡¡español para todos!”) e ignoramos que hay otras maneras de vivir completamente diferentes a la nuestra pero que, aún así, hacen felices a sus habitantes (“No cambiaría mi cultura por otra”).  

El hombre está dispuesto siempre a negar todo aquello que no comprende (Blaise Pascal)

Cuando vemos que alguien piensa de una manera muy diferente tenemos miedo. No sabemos cómo va a actuar y, por tanto, cómo protegernos por si acaso nos ataca. ¡Solución! para dejar de sentirnos vulnerables, intentamos cambiar a esa persona para que sea como nosotros. Así, claro está, será más fácil detectar si es realmente peligrosa o una oveja más del rebaño.

El problema viene cuando el miedo mueve a toda una civilización. El miedo llevó a “los países civilizados” a arrasar el nuevo continente americano; lleno de gente que a su parecer iba medio desnuda, ¡qué desfachatez! A Hitler a matar a millones de judíos, homosexuales y gitanos; que eran malos para la raza. Al Reino Unido a borrar casi del mapa a la lengua autóctona de Irlanda; porque si hablan diferente no les entenderemos y nos causarán problemas. Al surgimiento del Aparheid en Sudáfrica, ya que hay gente que es inferior y no hay que dejar que hagan daño a los buenos. Y, en la actualidad, a graves problemas en la integración de inmigrantes por todo el mundo.

Nuestras excusas a priori parece que lleven la mejor de las intenciones. Decimos que hemos de “educarles”, hacerles ver que “lo hacen mal”, les tenemos que “civilizar”,  hay que “ayudarles a salir de la prehistoria”, modernizar “sus pensamientos retrasados” y darles una oportunidad “para que vean que un mundo mejor es posible”. Sin embargo, detrás se esconde de nuevo el miedo a que nos cambien, en vez de ver cómo nos podrían enriquecer.

Si de veras llegásemos a poder comprender, ya no podríamos juzgar (André Malraux)

Además del miedo, es tan difícil entendernos porque ignoramos que las diferencias entre culturas son tan grandes que hasta los principios morales más básicos son completamente opuestos. Una muestra de ello son los matrimonios pactados en India. A nosotros nos parecen un horror porque consideramos la pareja como la unión de únicamente dos personas y que se amen es la prioridad, claro. Pero los indios ven el matrimonio como la unión de dos grupos y, por tanto, es necesario encontrar a una familia que sea en su totalidad beneficiosa. Nosotros damos valor a lo que es bueno para el individuo, mientras que ellos priorizan lo que es bueno para un conjunto de personas.

Si no entendemos que lo más básico puede ser diferente, tenderemos a pensar que sus ideas son retrógradas o primitivas. Por tanto, nos creeremos con el derecho y el deber de cambiarlas (si viven en nuestro país) o juzgarlas (si nosotros vivimos en el suyo). Comprende que diferente no significa malo sino cuna de aprendizaje y disfrutarás al máximo de tu estancia en el extranjero. Date cuenta de que en Irlanda la gente no se toca tanto y ayuda a los irlandeses a descubrir por qué en España sí lo hacemos y colaborarás en la mejora de la convivencia y a un mayor enriquecimiento personal de todos.  

Qué es una cultura y por qué hay tantas

En un mundo tan globalizado como el nuestro es fácil cuestionarse por qué la gente se empeña en conservar la identidad cultural; ¿no sería más simple tener una única cultura y se acabó? Sin embargo, lo que ocurre es lo contrario: a medida que nos volvemos más iguales, surgen por todos lados movimientos nacionalistas y religiosos cada vez más radicales. ¿Por qué?

La cultura es una parte indisociable de nuestra persona: es nuestra identidad. Son las lentes que nos indican cómo hemos de ver el mundo y nos infieren que, por ejemplo, practicar la bigamia es incorrecto o tener esclavos está mal. Por tanto, cuando sentimos que perdemos nuestra identidad y que nos están forzando a cambiarla por otra, nos aferramos a ella a más no poder. ¿Quién tiene derecho a quitarme lo que soy? Con ella en peligro, nos sentimos vulnerables.

La cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones, nos expresamos, tomamos conciencia de nosotros mismos, nos reconocemos como un proyecto inacabado, ponemos en cuestión nuestras propias realizaciones, buscamos incansablemente nuevas significaciones y creamos obras que nos trascienden.
UNESCO, 1982: Declaración de México

Pero, ¿por qué existen diferentes culturas? Porque, para adaptarnos al entorno, tuvimos que evolucionar de maneras dispares. La orografía del lugar en el que se asentó nuestra civilización, nuestra historia, las clases dominantes, las catástrofes naturales y el contacto con otros pueblos hicieron que, a través de los siglos, nos moldeáramos para sobrevivir.

Por ejemplo, los irlandeses tuvieron que crear actividades de ocio que se realizaran en el interior (como ir al pub), pues el mal tiempo les impedía quedarse afuera; mientras que los españoles utilizaron los bailes en las plazas mayores como una forma de socializar, pues el clima favorecía estas actividades.

El hecho de pasar tantas horas en el interior, hizo que los irlandeses se esforzaran por dominar el arte de la conversación; mientras que los españoles se vieron en la necesidad de acostumbrarse a hablar alto para comunicarse en una fiesta al aire libre llena de gente. No estoy diciendo que ésta es la única razón de que nos parezca que los irlandeses “hablan tan bien” o de que a ellos les parece que los españoles “hablan tan alto”, pero es uno de los factores que afectaron.

Conocer el origen y los pasos que llevaron a una cultura a formarse tal y como es hoy en día, os ayudará a entenderla más profundamente. Así, podréis desarrollar estrategias para sobrellevar las diferencias y crear una sociedad más comprensiva, feliz y apta para todos.